Irurtzun fue uno de los más importantes mercados ganaderos (gorrines, terneros, caballos) del norte de la península debido a su estratégica localización. Teniendo en cuenta la confluencia de ríos, caminos y valles, no es de extrañar que Irurtzun siendo una pequeña aldea, acabo convirtiéndose en núcleo comercial donde se ofrecían varios servicios.
Su famoso mercado-feria sustituyó y continuó desde mediados del siglo XIX al que tradicionalmente se celebraba en Santiago de Itxasperri (ermita cercana a Irurtzun). La existencia de este mercado ha convertido a Irurtzun centro comercial del valle y de todos los pueblos de los alrededores. Primero fue mercado mensual, luego quincenal (1792-1921) más tarde decenal (1921-1945) y finalmente semanal, todos los martes.
Hoy no es ni sombra de lo que ha sido, cuando coincidían en este pueblo tratantes castellanos, leoneses, aragoneses, catalanes, levantinos, y por supuesto, de diferentes puntos de Euskal Herria.
Al amparo de la feria, fue creciendo el empleo terciario y los servicios. Los comercios, en su origen ambulantes, fueron poco a poco asentándose. A la pequeña aldea tradicional se añadió a finales del siglo XIX y principios del XX otro nuevo pueblo, con sus instalaciones para el ferial, mesones y casa de dos o tres pisos, cuyas bajeras se dedicaban fundamentalmente a tiendas, comercios, o pequeñas industrias artesanas.
La feria del ganado no existe en la actualidad. No obstante, los martes, los ganaderos y agricultores de los alrededores se acercan al mismo para comprar, comentar sus experiencias, ir al banco, cerrar algún trato (cada vez más escaso) y almorzar.
El comercio ambulante, instalado en el frontón al aire libre, ha quedado reducido a unos pocos puestos. Estos puestos y el movimiento en bares y comercio son los últimos restos que quedan de esta feria.